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Domingo de Ramos con Maria 2018

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viernes, 24 de junio de 2011

Homilia Domingo de Corpus Christi 2011

Tu pan nos lleva a la vida


¿JESUCRISTO EN LA EUCARISTÍA?

COMENTARIO A LA FIESTA DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO - A
Juan 6, 51 al 58.
26 de junio, 2011

Hoy celebramos la fiesta del Corpus Christi, una fiesta que comenzó a celebrarse el año 1246 en la ciudad de Lieja en Bélgica y que el Papa Urbano IV la extendió a toda la Iglesia el año 1246. Su finalidad es proclamar la fe en la presencia real de Jesucristo en la eucaristía.

Presencia permanente y substancial, más allá de la celebración de la Misa, presencia continua y real de Dios en medio de su pueblo, en una forma sorprendente, que jamás la mente humana hubiera podido imaginar: en un pedazo de pan y un poco de vino, Jesús permanece para dar fuerza y vida a los hombres. Una presencia de amor. El mismo Jesús nos dice:


“”51] Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y lo daré para la vida del mundo»
Disculpa Señor, pero ¿qué significa que ese pan que tú nos dejaste es para la vida del mundo? ¿significa que va llegar la paz, el bienestar, la armonía, las comodidades necesarias?, ¿Dar vida al mundo significará que van a desaparecer los odios, las venganzas, las violencias que producen tantas muertes? ¿significa que habrá lazos de comprensión, de confianza, que no habrán extraños, sino amigos de verdad?. Señor, esta noche te pregunto, ¿Este pan que nos has dejado va algún día a dar todo esto que te pido? ¿Es esta una ilusión o algún día todo esto será realidad? Yo siento en tu respuesta un reproche. Creo que lo que nos falta es la fe en este pan que tu nos dejaste. Esta noche reconozco Señor, que me falta fe en el pan de vida. Yo creo que la vida vendrá a través de otros medios pero no a través del pan que tú nos has dejado. Siento que esta es una buena ocasión para pedirte que me ayudes a tener fe en la eucaristía, a comprender el valor inmenso del pan de vida. Señor ayúdame a tener hambre de este pan.
La comprensión del pan de vida no es fácil. Ya desde el principio trajo no pocos problemas. San Juan nos cuenta
” que los judíos discutían entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Pero Jesús no se había equivocado en lo que decía, y con mucha claridad les insistía





“Escuchen: si no
comen la carne del
Hijo del hombre y no
beben su sangre, no
tendrán vida en
ustedes. Porque [54]
El que come mi carne
y bebe mi sangre
tendrá la vida eterna,
y yo lo resucitaré en el
último día.”





Estas palabras eran sin duda nada fáciles de tragar. Según ellas, la vida, no solo en la actualidad, sino aun en el más allá dependía de comer el cuerpo del maestro de Nazareth, y beber su sangre. ¿no era esto un poco demasiado?
Sí, estas palabras las siento demasiado para mí. No puedo comprender qué sentido tiene el que debo comer tu cuerpo y beber tu sangre para tener la vida. Pero aunque sinceramente no las entiendo, si logro intuir un deseo, una estrategia, de tu parte, Señor. Algo que no se cómo definirlo pero lo siento maravilloso. Tu proyecto es poder entrar en lo más íntimo y profundo de mi vida, transformarte en mi, y al mismo tiempo, hacer posible que nosotros podamos transformarnos en ti. Verdaderamente que esto es algo grandioso y me entusiasma. Quiero, pues, que la fusión de tu vida con la mía se haga una realidad, ahora sí que comprendo, cómo este pan me dará la vida.
No cabe duda que la eucaristía más que comprenderla se la intuye con el corazón. Por eso el lenguaje de Jesús es real y al mismo tiempo simbólico. El repetía


” Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. [56] El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. [57] Como el Padre, que es vida, me envió y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mí. [58] “


Es un discurso extraño pero verdaderamente revolucionario. No se trata de quitar la vida sino de darla, no se trata de eliminar al otro sino hacer que él viva. Es un darse completamente a sí mismo para la vida del otro. Es hacerme alimento para que el otro se alimente, crezca y viva.
En verdad, Señor, un amor mayor no puede existir. Es un amor increíble, hermoso. Un auténtico amor. En estas palabras que hoy nos has dicho, he podido comprender como nunca, el amor inmenso que tú tienes por nosotros. El pan de vida que nos has dejado es una prueba palpable de ese amor. Jamás me lo hubiera podido imaginar. Y ahora, ¿sabes Señor? comprendo que no hay amor más grande que la transformación mutua de dos amigos que se aman.

Pero lo más importante es
Y bien amigos, así terminamos nuestra cita dominical.
Pero ahora viene lo más importante. Toma el evangelio y trata de sentir lo que el mismo Señor Jesús te quiere decir, San Juan, Capítulo 6, versículos del 51 al 58.
Por Cecilia Mutual y Javier San Martín, quienes agradecemos muy sinceramente tu compañía,
¡ Y nos volveremos a encontrar el próximo domingo!.


http://faculty.shc.edu/jsanmartin/2011/06/25/%c2%bfjesucristo-en-la-eucaristia/